SOLEDAD…
Hace muchos, muchos años, que en un lugar no muy lejano,
había un niño pequeño, que como todos los demás, iba a la escuela, salía a la
calle a jugar y hacía las tareas del cole. También le gustaba dibujar y leer
pero escondía su mirada triste bajo la sombra enorme de un secreto inseparable,
la soledad.
No tuvo hermanos, y muchas
veces se quedaba solo en casa porque sus padres tenían que trabajar. El miedo
que le producía aquella ausencia era aterrador, pensaba que nunca más iba a
volver a verlos y que nadie sabría que él estaba en casa, esperando...
Así se fue gestando esa
soledad, esa timidez y esa introversión que dejaron marcada con cicatrices de
arena su espalda infantil.
Hoy sigue esa soledad
devastadora arraigada en su interior, pero ya no llora, y aunque la pena no se
ha ido nunca, hay nuevos caminos que recorren su vida y que luchan como combativos
guerreros de metal, como el silencio de los héroes, como duendes brillantes que
alumbran los caminos.
POESÍA
Esta es la soledad aplastante
que deja las palabras
indefensas,
la soledad feroz que
se retuerce de placer,
la soledad que
implacablemente solitaria
vive de su propia
soledad.
Es una sombra
fantasmal,
un sueño que se
arrastra
como un preso rodeado
de cadenas.
¡Silencio!
Las palabras salen
del presidio que ahogaba los acentos
y la solitaria
soledad,
deshabitada,
vive ya en su
ausencia
y en la multitud,
como un despojo de los
sonidos desoídos
que la brisa ya no
trae.
Así, se desordena,
sin nada,
sin nadie,
sintiendo la multitud
solitaria,
rodeada de palabras
desconcertantes.
Ésa, es la soledad
que no quiero sentir,
la que no quiero que
sientas,
la que se despereza
entre la multitud en silencio,
la que deja su lucha
olvidada y callada.
Esa es la soledad
multitudinaria sin diálogo
que barre las
palabras,
y las araña.
La soledad que queda,
puede habitar al otro
lado de la esquina.
JUAN ANTONIO GÓMEZ JEREZ 2023
